¡Qué nervios!, dicen que la primera vez nunca se olvida. En unos minutos lo habré comprobado.

Pienso en cómo será él o ella. Seguro que tiene una vida excitante y muchas historias que contar. Espero gustarle, agradarle o por lo menos no hacer nada que le haga sentir mal. ¿Será un hombre? o ¿Será una mujer? Quiero que lo nuestro sea una relación duradera.

Me miro en el espejo, creo que estoy perfecto para la ocasión.

Me he preparado durante años para esto, todo lo que he hecho hasta ahora iba encaminado a disfrutar de lo que hoy empieza.

Me reprocho el no haberlo hecho antes, pero soy muy feliz por haber dado el paso. Hay que luchar por tus sueños y eso es lo que estoy haciendo.

He dejado muchas cosas atrás que me daban gran estabilidad material en su día, pero eso no me hacía feliz. ¡Qué se le va a hacer si soy raro! yo necesito amar, viajar, sentir, vivir. Dejarlo todo por un sueño genera inestabilidad económica, pero incluso eso me parece excitante.

Eso es lo que siento, porque cuando lo hablo con mi familia ellos me dicen ¡tú eres tonto!, vale pues lo soy, y a mucha honra.

(Y yo les digo a ellos) “Pero yo tengo unas inquietudes, cualidades y dotes que no quiero seguir reprimiendo, no vaya a ser que me vuelva más tonto de lo que ya soy”.

Quién me iba a decir a mí que a los 40 años iba a disfrutar de lo que está a punto de pasar. Si fuera guionista habría escrito el guión de la película de mi vida tal cual está sucediendo. Mi vida llena de vivencias, traspiés, llena de momentos apasionantes y otros tristes. Una vida que si cabe será más intensa y apasionante desde hoy.

No sentía lo mismo desde aquel año 2013 en el que me fui a vivir a Brighton, allí vivía en un Hostel y eso me permitió conocer gente nueva a diario y vivencias apasionantes.

Pero lo de hoy es distinto. No sé porqué pero tengo un cosquilleo en la tripa que espero no me juegue una mala pasada antes de que lleguen.

Ahí está, ya la veo, es una mujer, (qué nervios) (espero que le guste la sonrisa que tengo, aunque noto un hormigueo en mis mofletes, espero no estar poniendo una sonrisa de panolis), ella también me sonríe, (tiene una sonrisa preciosa), (me imagino las historias que guarda en su interior, me fascina según la veo acercarse hacia mí).

Ya está aquí, todo lo que he aprendido se entremezcla en mi cabeza, los pasos que tenía claros ahora parecen darse patadas en mi interior.

Soy capaz de hablar y con una sonrisa que esconde mis nervios pude decir:

“Buenos días, en ¿qué puedo ayudarla?

“Buenos días caballero” (dice ella) (madre mía, es mejor de lo que me había imaginado).

“Quiero reservar una habitación para hoy”.

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